¿Renunciarías a utilizar tu smartphone en un restaurante a cambio de un descuento?
¿Os acordáis de cuando los padres nos regañaban porque queríamos ver la televisión mientras comíamos? Después se rindieron y las familias reordenaron la situación del comedor para poder contemplar la pantalla lo mejor posible, más grande año tras año. En la era digital los problemas son los mismos y todos giran en torno a la incomunicación, si bien ahora también existe lejos del hogar familiar. Que se lo pregunten sino al propietario del Restaurante Eva, Los Ángeles (California, Estados Unidos de América). Cansado de ver que los clientes prestaban más atención a los móviles que a la comida que él preparaba y a la gente con la que compartían mesa, les planteó una iniciativa muy curiosa: si dejaban el smartphone en el guardarropa, les haría un descuento de un 5% en la cuenta.
Y parece ser que la cosa funcionó. Muchos de los clientes eligieron dejar el smartphone y al terminar la comida estaban muy satisfechos de haberlo hecho. En el vídeo tenéis la noticia aparecida en la televisión Abc en la que entrevistan a Mark Gold, propietario y cocinero del restaurante en cuestión.
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Esta historia puede ser anecdótica o, por el contrario, convertirse en habitual. Día tras día utilizamos aplicaciones que nos geolocalizan – Foursquare, por ejemplo- y que, por tanto, benefician a sectores como el de la hostelería. Si yo hago un check-in -viene a ser comunicar dónde me encuentro– cuando estoy cenando, muchos de mis seguidores en Twitter y amigos del Facebook lo verán. El restaurante habrá conseguido, de este modo, mucha visibilidad a coste cero.
Pero en este caso el restaurante sigue una tendencia que empieza a extenderse: los espacios libres de móviles. Ya existen en hoteles, en trenes, en lugares públicos… y ahora en restaurantes. Es una forma de diferenciarse del resto y una acción de marketing que, queriendo o sin querer, le ha generado a este negocio en particular una visibilidad inimaginable. Tanta, que probablemente el propietario también lo habrá compartido en su Facebook o en su Twitter.
¿Y tu? ¿Qué harías? ¿Abandonarías tu smartphone o no serías capaz?
