Dos cosas básicas que puedes hacer en LinkedIn mientras alguien ve tu perfil
Una: nada. Y dos: algo.
Sí, dos opciones tan básicas como esas son lo que puedes estar haciendo en LinkedIn cuando alguien ve tu perfil. ¡Qué drástico!, podrías pensar. Bueno, ponte en la situación de que, por ejemplo, has entregado a un persona tu tarjeta de visita en algún encuentro, networking, seminario, curso… Y al cabo de un tiempo -imposible saber cuánto-, esa persona decide mirar en LinkedIn qué estás haciendo, a qué dedicas tu tiempo profesional, qué quiere decir ese título que ponía en la tarjeta. Entonces va a encontrarse con dos posibilidades:
- Tu perfil está activo: publicas enlaces de interés, compartes publicaciones de otros usuarios, recomiendas actualizaciones que te han parecido interesantes, comentas algo en lo quieres aportar tu opinión. Perfecto, lo estás haciendo muy bien.
- Tu perfil está inactivo (incluida la aceptación de contactos aunque tema aparte serían las validaciones). Entonces tu inactividad puede deberse a que: tienes un trabajo indefinido y el perfil de LinkedIn es porqué sí o no tienes trabajo pero no tienes interés en encontrarlo. “No es por eso”. ¿Ah no? Entonces imagina que eres del departamento de Recursos Humanos de una empresa y te han encomendado buscar en LinkedIn candidatos para un puesto de trabajo. ¿Quién te llamaría más la atención? ¿Alquien que sólo aporta la experiencia o alquien que -incluso además de tener la experiencia también- “habla” sobre temas relacionados con el empleo en el que está interesado? La respuesta está clara. Debemos contar con un perfil actualizado porque no sabemos en qué momento va a ser visto.
Así que si no tienes previsto llevar una actividad más o menos regular, mejor elimina el perfil. No olvides que no actualizar las redes sociales en las que estamos es como llevar la misma ropa todos los días: damos mala impresión. Nuestra identidad digital está sometida a una entrevista diaria de trabajo de la que no nos avisan, en la que -casi- todo lo que hacemos puede sumar y lo que no hacemos -siempre- acaba restando.
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