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Escribir con claridad

10 consejos para escribir con claridad

A Jordi Pérez Colomé puedes leerlo hoy en día en El País, diario en el que ejerce de periodista. También tiene varios libros publicados. Uno de ellos es en el que se basa este post. Para mí, uno de los mejores manuales sobre escritura en castellano que he leído. Miento, que he releído.

En las poco menos de 100 páginas de “Cómo escribir claro”, el autor propone una serie de pautas para los que nos dedicamos a escribir de forma profesional o los que lo hacen esporádicamente. Yo he preparado un modesto resumen si bien lo que te recomiendo es que leas el libro completo. En la editorial de la UOC lo encontrarás.

Los 10 consejos para escribir claro son estos:

1_Escribimos para que alguien nos lea… y nos entienda.

Nuestros esfuerzos deben enfocarse en que nos entienda la persona que va a leer lo que escribir, bien sea un email, un power point o un post de un blog. Y lo fundamental es ser claros. Si quien nos va a leer no nos entiende, la escritura pierde sentido. Piensa en las veces que a nivel oral le preguntamos a nuestro interlocutor “¿me explico?” o “¿se entiende lo que quiero decir”. A nivel escrito no vamos a tener la oportunidad de responder esa pregunta tan rápidamente. Tendremos que esforzarnos en que la redacción sea clara. Porque “si un texto no se entiende, el culpable sólo puede ser el autor”, dice Pérez Colomé.

2_Primero pensar; después escribir.

Todos conocemos a alguien que ha metido la pata enviando un email o -lo más frecuente- un mensaje sin haberlo pensado dos veces; y después se ha arrepentido. Antes de escribir es importante ordenar en nuestra cabeza lo que queremos trasladar al teclado. Incluso esbozar un pequeño esquema. El de este post no era complicado: introducción con la presentación del libro y su autor, desarrollo de los diez consejos y una conclusión en forma de cierre del artículo.

3_La escritura no es divertida.

Es un proceso que conlleva un esfuerzo. Incluso si lees algo divertido, antes habrá habido un trabajo con pocas risas por parte del autor. Por tanto, no lo consideres como una parte marginal de tu día a día. Por ejemplo, no pienses que cuando tengas un rato escribirás el post para el blog de la web. No debería ser un rato. Si lo es, me atrevo a decir que el resultado no será bueno.

4_Sé natural, no imites estilos.

Florituras, pocas. Salta a la vista cuando alguien escribe un texto con la intención de sorprender al lector empleando recursos más propios de la literatura o de lenguajes formales -abogados, médicos-. Olvídalo. Recuerda que el primer consejo de Pérez Colomé es que quien te va a leer te entienda. No pienses en ti. Igual que en Instagram, en la escritura también hay postureo: “las palabras rimbonbantes, las subordinadas, las exageraciones, las expresiones cultas”.

5_Practicar, practicar y practicar.

Tampoco en escribir claro hay milagros. En nuestra sociedad cada hora de cada día tenemos la oportunidad de comunicarnos con más claridad. A media mañana quizás ya habrás escrito más de diez whatsapps, dos o tres correos electrónicos, algún otro texto. Es decir, como practicar es la forma de mejorar, plantéate que cada vez que escribas lo harás mejor.

6_Si tienes dudas con una palabra, suprímela.

En un texto siempre sobran palabras. El reto es acertar cuáles”, afirma Pérez Colomé, y añade: “si la claridad es el objetivo, el mejor camino es la simplicidad. No hay que enrollarse, no hay que ’embellecer’ -que es una palabra fea- la escritura”. ¿Y cuáles pueden ser esas palabras que le sobran a nuestro texto? El autor plantea estas categorías:

  • Los adjetivos: hay que usarlos poco porque le restan fuelle a la oración.
  • Los adverbios de cantidad positivos suelen sobrar: intenta escribir sin muy, mucho y bastante. Quizás te darás cuenta de que no pasa nada. O sí, que la escritura es más fluida.
  • Las muletillas, evitarlas: en un principio me gustaría destacar que las muletillas suelen emplearse para rellenar texto y, sin lugar a dudas, acumular palabras. ¿Te has fijado en la última frase?. Mira ahora: las muletillas suelen emplearse para rellenar texto y acumular palabras.
  • Los adverbios terminados en “-mente” son excesivos. Esto me lo he tatuado y me duele llevar escritos dos en este post. Este tipo de adverbio, si te fijas, casi nunca es imprescindible. Además, Pérez Colomé dice que al ser palabras largas y por tanto dominantes, dificultan la lectura.
  • El presente continuo molesta. La frase “Lo está haciendo continuamente” se entiende mejor si la sustituyes por “Lo hace sin parar”.
  • Las expresiones redundantes aburren. La lista de este tipo de expresiones es infinita. Las oímos y leemos a diario. Seguro que tú vas a añadir más: un marco incomparable, hablar sin tapujos, una prestigiosa revista científica, sin pelos en la lengua.
  • Los pronombres inútiles tienen alternativas. Es uno de los aspectos que hacen más farragoso un texto. Pérez Colomé zanja el tema así de claro: “Cuando uno escribe una frase y llega a un punto en que necesita colocar el pronombre ‘mismo’, ‘éste’, ‘ello’ o la rareza ‘mi persona’ hay que volver a empezar”. Uno de los ejemplos que propone el autor: “La penúltima etapa de esta Vuelta a España estuvo caracterizada por la rapidez de la misma” es una frase que si intentásemos escribir con claridad quedaría así: “La penúltima eta de la Vuelta a España fue rápida”.

7_Elige la palabra corta; y en castellano.

En el idioma español se considera una palabra larga la que tiene cuatro sílabas o más. Los textos con palabras cortas son más claros que si abundan las largas. Pérez Colomé enumera una serie de palabras o expresiones largas que pueden ser sustituidas por otras cortas: aplicar por implementar, rigor por rigurosidad, ayuda por asistencia, se encuentra por hay… Y también defiende que si la hay, es mejor escribirr la traducción al español de una palabra de otra lengua.

8_Las frases, también cortas.

No existe una regla que proponga un número concreto de palabras para la frase ideal. Pero es una cuestión de lógica. Las frases cortas siempre son más fáciles de leer y, por tanto, de entender. En castellano solemos abusar de las subordinadas y como dice el autor “hay que hacer un esfuerzo para reducirlas”. Y sobre las frases, Pérez Colomé propone que la voz activa y positiva es la mejor para conseguir claridad. Dos ejemplos: “El cocinero cocina la paella” es mejor que “La paella es cocinada por el cocinero” y “Pablo seguirá estudiando” es preferible a “Juan no va a dejar de estudiar”.

9_Huye de la indefinición, concreta cuando escribas.

Nada mejor que el artículo de un político, la carta de futbolista cuando cambia de equipo o el prólogo de un catálogo de arte para leer frases indefinidas. El ámbito de la política es donde encontramos más ejemplos de textos que concreta, que enlazan palabras por el simple hecho de que los lectores las lean, no porque tengan algún sentido. Este tipo de comunicación llena de obviedades aburre. Pero la indefinición se manifiesta de otras maneras: con el uso de coloquialismos, la inserción de emoticonos, el abuso de los puntos suspensivos y la repetición de los signos de exclamación e interrogación -y solo los de cerrar-.

10_Relee tanto como puedas.

Es la clave. Por eso es lo que más cuesta. La primera versión nunca es la buena. Tampoco la última. “La simplicidad y la claridad llegan sobre todo al reescribir. Se ve entonces todo lo que está de más”, explica el autor. Una forma de reescritura es leer en voz alta. Vamos a encontrar frases, palabras y expresiones diferentes a cuando las leemos en silencio.

Escribir, escribir para que alguien lo lea, es un viaje que empieza cuando lo pensamos y acaba cuando ese alguien da lectura a nuestro texto. Aunque te puedan parecer muchos, estos diez consejos son imprescindibles. Deberíamos recordarlos todos cuando nos ponemos cara al teclado. Por suerte, Jordi Pérez Colomé ha sabido concretarlo en un sencillo manual. ¿Crees que estas recomendaciones te van a servir?