Apuntes que olerán siempre a hamburguesa
Ayer por la tarde puse punto y final al Máster. Han sido nueve meses muy intesos, de una exigencia grande y con momentos dubitativos.
Recuerdo ahora que los primeros apuntes los leí en el avión con el que volé de Barcelona a Nueva York la primera semana de octubre.
Recuerdo ahora que los primeros apuntes los leí en el avión con el que volé de Barcelona a Nueva York la primera semana de octubre.
Combiné el caso práctico sobre la comunicación del grupo cerámico Saloni con la lectura de “Weekend d’estiu a Nova York” de Josep Pla; y así se me ha quedado en la memoria: mezclado. A pesar de que hay aspectos que deberían mejorar desde la dirección, en general el curso me ha servido para profundizar en el tema de la Comunicación y para descubrir el apasionante, a mi parecer, mundo de las Relaciones Públicas. O sea que el objetivo principal que me propuse lo he cumplido, sea cual sea el resultado académico.
En realidad el máster no ha acabado del todo ya que falta la evaluación del proyecto final por parte del tutor académico. El tema del trabajo era -por obligación, no por devoción- Máster. Y lo primero que hice tras enviar el proyecto ayer y servirme un gintónic, fue eliminar la alerta que tenía activada en Gmail para McDonald’s. Con todo, mis apuntes olerán siempre a hamburguesa. En próximos posts entraré a analizar temas que se han tratado a lo largo del máster y que me parecen de interés.